
Muchos compas de este clan han preguntado qué hacer si el retoño no quiere comer. Y en este artículo, un Alfa nos explica por qué no debemos forzar a la bandita a terminarse la comida.
Hay un refrán común entre los dietistas pediátricos: tu trabajo como padre es prepararle a tu hijo una comida nutritiva y equilibrada y llevarla a la mesa.
El trabajo del Alfita es comérselo o no. El punto es que tú ya has hecho tu trabajo en el momento en que colocas la comida frente a tu hijo. ¿Y sabes qué?, debe ser la misma comida que todos los demás están comiendo.
Lo entiendo. Da miedo cuando un niño no come. Pero aquí está la cuestión: los niños no se morirán de hambre ni se desnutrirán. Eventualmente, probarán lo que se les ha dado.
La mayoría de los dietistas están de acuerdo en que un niño podría necesitar estar expuesto a un alimento al menos 20 veces antes de que finalmente lo pruebe. ¿Es esto molesto? Absolutamente. ¿Es potencialmente mortal? No.
Obligar a la bandita a comer a la fuerza hace que las comidas sean insoportables. Y, en algunos casos, los niños que son acosados para comer se vuelven aún más desafiantes.
Entonces, la mejor idea es dejar el plato y pasar un buen rato. Jugar un juego. Hablar del día. Echar relajo. Pasársela bien.
Si realmente te preocupa que tu hijo se muera de hambre, pon algo en su plato en cada comida que sepas que le gusta: una fruta o una verdura favorita. Y de vez en cuando, déjale tomar la iniciativa en la planificación del menú.
Mejor aún, deje que te ayuden a comprar y cocinar para la comida. Los niños tienden a ser más propensos a comer alimentos en los que participaron en la compra, cultivo o cocina.
Artículo de Patrick A. Coleman, traducido de Fatherly.